miércoles, 30 de enero de 2013

Seguridad Alimentaria: Transgénicos


Alimentos orgánicos para los ricos, “transgénicos” para los pobres

Barómetro Internacional


Al terminar este año 2012 los autodenominados grandes productores de alimentos agrícolas se esforzaron como nunca en convencer al pueblo sobre la “urgente” necesidad de incursionar en el uso de la biotecnología para producir en mayores proporciones. En otras palabras, intentaron imponer su criterio de utilizar semillas genéticamente modificadas, para producir alimentos “transgénicos”.

Históricamente los grandes inventos científicos siempre fueron destinados inicialmente a los ricos y mucho después a los pobres. En el caso presente, es la primera vez que un gran invento es destinado inicialmente a los pobres.. “los alimentos transgénicos”. ¿Por qué será? Un conocido refrán dice que: “Cuando la limosna es muy grande, hasta el santo sospecha”.

Cuando en 1879 la luz eléctrica hizo su presencia, los más ricos aprovecharon inicialmente sus virtudes. Los más pobres no tienen hasta hoy ese beneficio en los tugurios de las ciudades y en las aldeas alejadas de nuestro continente y otros. Lo mismo ocurrió con trenes, automóviles, teléfonos y aviones. Los pobres siguen a pie.
Los alimentos transgénicos, son el primer gran invento universal destinado a los pobres, porque según se dice la población mundial está aumentando “demasiado” y los pobres son mayoría. En 1950 se contabilizaron 2.500 millones, en 1990 se duplico a 5.000 millones y este año se situó en 7.000 millones. Para 2050, seremos más de 9.000 millones. Los ricos están espantados.

La suerte está echada, los ricos van a los supermercados para comprar alimentos orgánicos y sin transgénicos. Para los pobres, se encuentran a la venta productos baratos, sin etiquetar, pero con transgénicos. Los aún más pobres reciben alimentos gratuitos con el denominativo de ayuda humanitaria, sobre todo soya y maíz transgénicos.

Hace un año, los “grandes” agricultores se comprometieron a sembrar solo entre 20 y 30% de soya transgénica, pero tras pisar y pasar, aquí estamos con la novedad de que toda la soya cultivada es biológicamente modificada. El total de un millón de hectáreas fueron sembradas con semillas transgénicas.

El escritor y geógrafo ucraniano Alex Dobrovolsky, escribió un artículo sobre los peligros de los tan propagandizados transgénicos y señala que “los ricos rechazan consumir transgénicos, destinándolos a los pobres, y esta es la señal de que estos alimentos son un fenómeno negativo y antisocial”.

Los entendidos señalan que la tecnología de los transgénicos hace que estas semillas no tengan memoria y solo sirven para la primera cosecha, pues en la segunda ya no se acuerdan de germinar. Es una tecnología “Terminator” (Exterminadora), son semillas Zombies, ya no saben si están vivas o muertas.
Estas semillas modificadas genéticamente son creadas para ser resistentes al agro tóxico, los insectos y las plagas. Cuando los campos son fumigados con glifosato, la maleza y cualquier otra planta se marchitan, pero la soya transgénica se encuentra intacta ¿Cómo ocurre?
Durante su transgenización, estas semillas recibieron, sin duda, alguna bacteria dentro de su código para que sean resistentes a los agro tóxicos, especialmente el glifosato. Las grandes transnacionales productoras de estas semillas, intentan de todas maneras convencernos de que son “alimentos”.

Dobrovolsky dice con mucha razón que si el glifosato y otros tremendamente fuertes agro tóxicos no pueden descomponer las moléculas de la planta transgénica, mucho menos podrá el jugo gástrico o el jugo hepático del animal o del hombre. Por estas sencillas razones, el organismo animal o del hombre será incapaz de absorber las sustancias denominadas “alimento” tan necesarias para la vida.

Si esto es así, los productos transgénicos tendrán como consecuencia, el hambre y sobre todo la desnutrición. Formalmente los estómagos de los pobres recibirán estos productos, pero no podrán absorberlos. Una segunda consecuencia negativa será la sobrecarga del estómago, el hígado y otros órganos cuyos jugos y fermentos no podrán descomponer las moléculas de los transgénicos, porque no pueden descomponerse.

Los agro productores que ya producen soya, anuncian que pronto lo harán con maíz, arroz y algodón transgénicos, todos resistentes a los insectos y al moho. Pero, esas semillas contienen en sus genes alguna bacteria toxica, por tanto las plantas transgénicas contienen el veneno que mata a los insectos y a las plagas bacterianas.

Es innegable que ese veneno termina siendo dañino para la salud, razón suficiente para tener la seguridad que esta tecnología infernal ha sido destinada en primer término a los pobres. Es preciso y urgente que los fabricantes de alimentos etiqueten sus productos para saber cuáles son o no transgénicos.

La población mundial, sigue creciendo y los pobres son mayoría. Un puñado de caprichosos dementes urgidos de más y más plata, siguen proponiendo, alimentos orgánicos para los ricos y transgénicos para los pobres.

jueves, 24 de enero de 2013

El Nobel Watson revoluciona el debate sobre el futuro del cáncer


El Nobel Watson revoluciona el debate sobre el futuro del cáncer

viernes, 11 de enero de 2013

Fallece Rita Levi-Montalcini, neuróloga comprometida y perseverante

 

La investigadora italiana ha muerto en Roma a los 103 años

El descubrimiento del factor de crecimiento neuronal le valió el Nobel de Medicina en 1986

“Fue un ejemplo para la libertad y el renacimiento de la democracia en Italia”


A los 103 años ha fallecido uno de los personajes contemporáneos más sobresalientes: Rita Levi-Montalcini, premio Nobel de Medicina, neurocientífica, que ha residido muchos años en Estados Unidos, donde realizó buena parte de su labor investigadora. Nacida en Turín, en 1909, su hermana gemela, Paola, falleció en el año 2000. Era 1936 cuando se graduó en Medicina y Cirugía, especializándose después en Neurología.
Deja una obra científica extraordinaria, pero es más importante todavía lo que su vida representa como ejemplo, como persona comprometida, valiente y serena, actuando a favor siempre de la equidad de género, de la igual dignidad de todos los seres humanos.
Dio a sus memorias el título de Elogio de la imperfección. En ellas analiza las razones que le llevaron a adoptar decisiones que, a la luz del tiempo transcurrido, juzga serenamente. La consciencia de la imperfección es un acicate para mejorar, para superarse.
De origen judío sefardita, siempre fue “libre y responsable”, como define la Unesco a las personas educadas, y actuó en virtud de sus propias decisiones.
Su vida en Italia tuvo que soportar las amenazas y envites del fascio. En 1943 vivió clandestinamente en Florencia, regresando a Turín en 1945, al término de la guerra.
Dos años más tarde inició su gran carrera científica en Misuri, en la Universidad Washington de Saint Louis, con el bioquímico profesor Viktor Hamburguer, trabajando con el tejido nervioso del embrión de pollo. En 1959 fue nombrada profesora titular de dicha universidad, permaneciendo en EE UU hasta 1969. Durante esos años, su investigación neurológica se realizó en colaboración con el profesor Stanley Cohen, con quien compartió el premio Nobel por eldescubrimiento del factor de crecimiento neuronal en 1986.
Rita, que conocía el cerebro mejor que nadie, repetía que no quería seguir viviendo cuando el suyo dejara de funcionarle eficientemente. Contribuyó de forma decisiva a esclarecer cómo crecen y se renuevan las neuronas. En 1979 tuve el honor de presidir el jurado que le concedió —casi con los mismos votos que los que obtuvo Jean Dausset, quien sería también premio Nobel de Medicina poco después (1980)— el Premio Internacional de Medicina Saint Vincent. Nunca olvidaré la entrevista que a este respecto mantuve con el entonces presidente de Italia, Sandro Pertini. ¡Qué personajes ambos!
En 1994 creó una fundación que ha presidido hasta su muerte, dedicada a prestar ayuda para la educación, a todos los niveles, de mujeres jóvenes, especialmente en África. Se inspiró, como tan bien describe en su libro Las pioneras, en “las mujeres que cambiaron la sociedad y la ciencia a través de la historia”. Sus únicos méritos, decía, han sido la “perseverancia y el optimismo”. Nunca se jubiló. “El cuerpo se arruga”, comentaba, “pero no el cerebro”. Y la inacción, el desencanto, la desmotivación, “arrugan” el cerebro.
En 1993 apareció su libro Tu futuro dirigido a los jóvenes. Lo dedicó a sus hermanas Nina y Paola “en recuerdo del porvenir que habíamos previsto y soñado juntas en nuestra lejana juventud”. Nadie posee la piedra filosofal, escribe, pero sí la experiencia que proporciona la facultad creadora que distingue a todo ser humano. Los principios éticos deben dirigir el comportamiento. “Espero poder ayudar a los adolescentes para que sean capaces de hacer frente a estas etapas tan decisivas y delicadas de su camino, cuando se preparan para una confrontación directa con la vida”. 'El mundo debe inventarse’ es el título de uno de los capítulos de este libro.

Hoy los jóvenes ya tienen acceso al conocimiento de lo que sucede en el mundo en tiempo real. Al adquirir esta visión global nos damos cuenta de lo que debe cambiarse y lo que debe conservarse. En el capítulo ‘Cara a cara contigo mismo’, Rita anima a plantearse las preguntas esenciales, a no seguir el precioso verso de José Bergamín, que me gusta repetir: “…me encuentro huyendo de mí cuando conmigo me encuentro”.
Las aportaciones científicas de Rita Levi-Montalcini han sido fundamentales para el mejor conocimiento de la fisiopatología del cerebro. Pero sus aportaciones humanas son igualmente relevantes. Se ha hecho invisible, pero no se ha ausentado. Su estela seguirá iluminando los caminos del mañana.

Federico Mayor Zaragoza es profesor de Bioquímica en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.

martes, 8 de enero de 2013

Nueva Ley de Medicamentos también regula clínicas y hospitales privados


sábado, 5 de enero de 2013

Una vacuna experimental controla el VIH hasta un año

"Lo que queremos es conseguir la curación funcional"
Una vacuna experimental controla el VIH hasta un año
La comunidad médica ha avanzado un paso en la búsqueda de una solución definitiva contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

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  El equipo de investigadores del Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínico de Barcelona ha presentado los resultados de una vacuna terapéutica contra el VIH, cuyos resultados son los más alentadores hasta la fecha. Las pruebas, realizadas a 36 pacientes que seguían la terapia antirretroviral (TAR), demostraron una reducción de más de tres veces de la carga viral en el 95% de los infectados, mientras que en los pacientes del grupo control, que recibieron un placebo, esta reducción no se produjo. Los efectos positivos, sin embargo, empiezan a disminuir después de la duodécima semana, para desaparecer al cabo de un año de la aplicación. "La vacuna no cura del todo a los pacientes. El virus se hace resistente a los antirretrovirales al cabo de un tiempo, y lo que nosotros queremos es conseguir la curación funcional", ha precisado Felipe García, coautor del trabajo de investigación que ha publicado la revista Science Translational Medicine.

El objetivo de los investigadores es perfeccionar una vacuna capaz de controlar indefinidamente la replicación del VIH. Se conseguiría así una alternativa viable de los cócteles antivirales, cuya duración de por vida supone un elevado coste, además de las molestias para los pacientes. Para crear la vacuna, los médicos utilizaron células dendríticas del afectado, para luego contaminarlas con parte del virus del propio enfermo inactivado por calor en el laboratorio. Estas células, reincorporadas al cuerpo del paciente, consiguen llegar a los ganglios linfáticos y alertar al sistema inmunitario de la existencia del VIH, con lo que desencadenan la respuesta inmunitaria.

Por el momento la vacuna no sustituirá la TAR, ya que después de un año de su aplicación el virus vuelve a hacerse presente de forma paulatina. "Esta vacuna no es un producto comercializable. Aunque es científicamente importante, ha de ser complementado y optimizado antes de salir a la venta", ha explicado Josep Maria Gatell, que dirige el equipo de investigadores del Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínico. Gatell añade que "nada que no sea lograr una carga retroviral indetectable es aceptable", por lo que se seguirá investigando en esa dirección.

La vacuna terapéutica, descubierta en el marco del programa HIVACAT para la investigación y desarrollo de vacunas terapéuticas y preventivas contra el sida, abre el camino a estudios complementarios, con el objetivo de lograr una curación funcional de los afectados. Esta curación no supondría la erradicación total del virus, pero sí un control efectivo de su replicación durante largos períodos o de por vida, sin necesidad de tratamiento. "La vacuna definitiva será posiblemente una combinación de diferentes estrategias, tal vez sumándola a una segunda vacuna terapéutica o a un fármaco que active la infección latente", ha especulado Gatell respecto al futuro del descubrimiento. Aunque el proyecto HIVACAT cuenta con el apoyo económico de la Generalitat de Catalunya, la Obra Social de La Caixa y Laboratorios Esteve, Gatell ha evidenciado que el ritmo de investigación podría acelerarse de tener fuentes de financiación complementarias.


Fuente: http://www.intramed.net

viernes, 4 de enero de 2013

Antenas de telefonía móvil, un peligro para la salud

Plataformas ciudadanas y grupos ecologistas se movilizan contra la proliferación de antenas de telefonía




Antenas de telefonía móvil, sistemas de transporte de energía eléctrica, transformadores de alta tensión, inalámbricos, Wi-Fi, Bluetooth. Nuestras ciudades y hogares se han convertido en un polvorín de contaminación electromagnética. En la diana de la protesta, las antenas de telefonía móvil. Ciudadanos, plataformas vecinales y grupos ecologistas se oponen a la implantación de estas infraestructuras, pero se enfrentan a los intereses de las grandes compañías del sector y a la pasividad –cuando no connivencia- de las diferentes administraciones.

En Santa Apolonia, urbanización que linda con el municipio de Torrent (uno de los más poblados de la provincia de Valencia), Vodafone y Orange proyectan una gran antena de telefonía móvil. Algunos vecinos, que anteponen la mejora en la cobertura de sus celulares a los riesgos sobre la salud pública, apoyan la iniciativa. Otra parte de los vecinos ha iniciado una campaña de protesta. La ubicación de la antena ha despertado las alarmas: en plena zona residencial, junto a un parque infantil y en un entorno protegido por su valor paisajístico.

Los casos se multiplican y desde hace más de una década salpican el territorio del estado español. En Valladolid (año 2001) estalló uno de los escándalos más sonados. En un colegio de educación infantil se detectaron cinco casos de cáncer (cuatro leucemias y un linfoma) en niños de entre tres y seis años. En la azotea de un edificio aledaño a la escuela había instalado un “bosque de antenas” (cerca de 300) sin licencia. Tras el auto judicial que ordenó el desmantelamiento de las antenas, no se volvió a registrar otro caso de cáncer en el colegio.

Hace más de dos años que los vecinos de Arganzuela (Madrid) comenzaron a movilizarse contra la implantación de dos antenas de telefonía móvil “camufladas”, junto a dos colegios en los que estudian 725 niños de entre tres y doce años. La inmobiliaria Larcovi pretendía arrendar una azotea a Vodafone y Movistar para que ejecutaran la infraestructura. El pasado 19 de noviembre la inmobiliaria informó a los vecinos de que desistía finalmente de sus planes. En febrero de 2012, un grupo de docentes de un IES de Santiago denunciaban en una carta que en los últimos seis años se habían registrado once casos de cáncer de mama entre trabajadoras del instituto. Apuntaban, entre otras posibles causas, la proximidad de una antena de France Telecom.

Los vecinos afectados se enfrentan a un enemigo muy poderoso: los grandes operadores de telecomunicaciones (Orange, Telefónica, Vodafone y ONO), asociados en un grupo de presión denominado Redtel. Estas compañías se benefician de una legislación laxa, que establece límites muy amplios y poco estrictos a la emisión de radiaciones electromagnéticas. En ocasiones, las empresas instalan grandes antenas que emiten con una potencia mayor de lo que bastaría para un servicio adecuado. Compiten de este modo entre ellas por ofrecer mejor cobertura a sus clientes y alcanzar mayores parcelas de territorio. Es el ánimo de lucro por encima de la salud pública.

Cegada la vía legal del riesgo por la exposición a los campos electromagnéticos, la alternativa más factible para litigar contra las empresas es la urbanística, explica Agustín Bocos, abogado con más de 20 años de experiencia en derecho ambiental. Además de contar con una autorización del Ministerio de Medio Ambiente, las antenas han de ajustarse a la normativa urbanística del municipio en el que se instalen. Pero en la práctica, “hay antenas que durante años operan sin ningún tipo de licencia; se cometen multitud de irregularidades; no se respetan volúmenes, usos ni distancias de protección; Las empresas actúan así porque piensan que nadie actuará contra ellas por la vía urbanística; o que les compensa operar un tiempo de modo irregular y luego a ver qué pasa”, explica el abogado en una conferencia ante los vecinos de Santa Apolonia.
Por lo demás, las empresas son conscientes de que un incremento de la “masa crítica” les puede empañar el negocio. Por eso, hay antenas de telefonía móvil que, por inverosímil que parezca, se “camuflan” entre el mobiliario urbano, pinos, palmeras o incluso cruces de iglesias. Se trata de no llamar la atención y evitar que salten las alarmas entre los potenciales afectados.
La Plataforma Estatal contra la Contaminación Electromagnética (PECE) explica por qué no trascienden a la opinión pública estos hechos. Las compañías de telecomunicaciones “influyen por medio de sus poderosos grupos de presión en los medios de comunicación e instituciones, con el objeto de impedir que se establezca una legislación que controle la caótica proliferación de estas infraestructuras y se proteja la salud de la población”. La plataforma llama la atención, asimismo, sobre los recursos que estas empresas destinan a investigaciones científicas “que casualmente no encuentran casi nunca impactos sobre la salud”.

Pero lo cierto es que son crecientes las patologías y los problemas de salud relacionados con las antenas de telefonía y el uso de móviles e inalámbricos. Ahora bien, “los efectos no son inmediatos”, matiza Ceferino Maestu, doctor en Medicina y director del Laboratorio de Bioelectromagnetismo de la Universidad Politécnica de Madrid. “Pueden pasar 15 ó 20 años antes de que las consecuencias se hagan visibles; además, muchas veces no se asocian las enfermedades a las radiaciones porque no aparecen dolores ni síntomas claros”.
A juicio de Maestu, “no hay evidencias, ni puede demostrarse una relación causal entre radiaciones y patologías”. “Pero sí que hay aproximaciones estadísticas, añade, y esto debería bastar para que se aplicara el principio de precaución”. La Ley 33/2011 de Salud Pública establece, en ese sentido, la cesación, limitación o prohibición de actividades sobre las que haya indicios fundados de afectación grave a la salud pública (“aún cuando hubiera incertidumbre científica” sobre los riesgos”).

Pese a que se realizó hace más de cinco años, el Informe BioIniciativa es uno de los estudios de referencia. Redactado por 14 científicos y expertos en salud pública, apunta que una excesiva exposición a los campos electromagnéticos derivados de artefactos electrónicos puede causar leucemia infantil, tumores cerebrales, alteraciones en la actividad eléctrica del cerebro, daños en el ADN, problemas de sueño, fatiga, cefalea y cáncer de mama, entre otros efectos. “No podemos permitirnos una actitud de aquí no pasa nada”, concluye el estudio. Además, los científicos explican que los impactos sobre la salud pueden darse incluso a niveles muy bajos de exposición a las radiaciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de Investigaciones del Cáncer (IARC) insisten en la misma idea. En mayo de 2011, clasificaron los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como “posibles cancerígenos” para los seres humanos, por un aumento en el riesgo de Glioma (un cáncer cerebral asociado al uso de teléfonos móviles). Se habla de “posibilidad” y de “riesgos potenciales”.

A la luz de estas investigaciones, ¿debería aplicarse el principio de precaución? Hace apenas un mes, decidió quitarse la vida Ángela Jaén, una mujer que residía en Pinto (Madrid), a la que se diagnosticó “hipersensibilidad a los campos electromagnéticos”. Se vio obligada a abandonar su casa, afectada por unos niveles de radiación muy altos generados por una antena de telefonía situada a 50 metros de su hogar, según denuncia la Asociación de Electrosensibles por el Derecho a la Salud. Ángela Jaén no obtuvo respuesta del gobierno municipal de Pinto (PP), ni le atendieron adecuadamente los responsables de salud, que –según un comunicado de la asociación- trataron su problema como “psiquiátrico”.

Un ejemplo de indefensión que llega hasta el extremo del suicidio. Sin llegar a estos ejemplos, la legislación vigente deja a los ciudadanos en el desamparo. En 1999, el Consejo Europeo estableció unas recomendaciones en materia de exposición del público a los campos electromagnéticos. Señaló unos límites muy amplios –que son los vigentes hoy en el estado español- incompatibles para muchos especialistas con la salud pública y el principio de precaución. El mismo Parlamento europeo, en una Resolución de septiembre de 2008, declaró estos límites como “obsoletos”, ya que, además de ser declarados hace una década, no considera las normas más exigentes, adoptadas por países como Italia, Bélgica o Austria; tampoco se tienen en cuenta, afirma el Parlamento Europeo en la Resolución de 2008, la situación de los grupos más vulnerables, como mujeres embarazadas, recién nacidos y niños; ni las conclusiones del trabajo científico del grupo BioIniciativa. Enquistada la vía jurídica, las antenas de telefonía móvil devienen un problema de salud pública, al que sólo la presión ciudadana está ofreciendo salida.